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  Mi admiración por el mundo de los títeres se la debo al Teatro de la Luna, compañía con la que trabajo desde 2008. A Juan Manuel Recover y a Eulalia Domingo les agradeceré siempre la fascinación que me han transmitido por el mundo de los títeres y sus infinitas posibilidades.
 
  El espectáculo gira en torno a sus tres protagonistas: el peludo monstruo Klar, con tres metros de altura (alzada); Ambrosio, el mayordomo; y Yoyo, una inquietante niña que con ocho años es un auténtico prototipo del más puro egoísmo infantil.  
   
 
  En el inicio de la historia están las palabras planta que se van colocando en el jardín, las primeras ideas, los primeros recuerdos, el espacio se llenará con las experiencias de una niña que al finalizar el espectáculo ha aprendido a escribir.  
   
 
  Se trata de un espectáculo de mediano formato con más de 20 personajes, títeres de técnica muppets, escenografías cambiantes para la selva y un gran teatrillo lleno de sorpresas.  
   
 
  El teatro de títeres es un gran baúl de viajes, un mundo propio y evocador donde la magia y la sorpresa se mantienen hasta el final de la obra. De los cajones y departamentos del baúl aparecen personajes, ejércitos de ovejas, libros, molinos.  
   
 
 

Basado en el cuento de Elmer de David Mckee, el personaje central de esta historia es un atípico elefante de colores. Lleno de energía y de ideas divertidas, Elmer es imprescindible para la manada. Los títeres son de gomaespuma forrada; hay doce elefantes, una jirafa, una tortuga, pájaros y árboles móviles y plantas de una alegre selva, como decorados.